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La mansión de Araucaíma

Autor

Álvaro Mutis

Editora

Grupo Editorial Norma

Tradução

Don Graciliano, o dono da mansão

“ … Decía haber adquirido la mansión por herencia de su madre, pero luego se supo que había caído en sus manos por virtud de ciertas maquinaciones legales de cuya rectitud era arriesgado dar fe. Se llamaba Graciliano, pero todos lo conocían por Don Graci. En su juventud había sido pederasta de cierta nombradía y en varias ocasiones fue expulsado de los cines y otros lugares públicos por insinuarse con los adolescentes. Pero de tales costumbres la edad lo habia alejado por completo, y para calmar sus ocasionales urgencias acudía durante el baño a la masturbación, que efectuaba con un jabón mentolado para la barba del que se proveía en abundancia en sus muy raras escapadas a la ciudad.



La participación de Don Graci en los hechos fue capital. Él ideó el sacrificio y a él se debieron los de talles ceremoniales que lo antecedieron y precedieron. Sus máximas, que regían el orden y la vida de la casa, habían sido escritas en las paredes de los espaciosos aposentos y decían:



“El silencio es como el dolor, propicia la meditación, mueve al orden y prolonga los deseos”.



“Defeca con ternura, ese tiempo no cuenta y al sumarlo edificas la eternidad”.



“Mirar es un pecado de tres caras, como los es pejos de las rameras. En una aparece la verdad, en otra la duda y en la tercera la certidumbre de haber errado”.



“Alza tu voz en el blando silencio de la noche, cuando todo ha callado en espera del alba; alza, entonces, tu voz y gime la miseria del mundo y sus criaturas. Pero que nadie sepa de tu llanto, ni descifre el sentido de tus lamentos”. “Una hoja es el vicio, dos hojas son un árbol, todas las hojas son, apenas, una mujer”



“No midas tus palabras, mide más bien la húmeda piel de tu intestino. No midas tus actos, mide más bien la orina del conejo”.



“Apártate, deja que los incendios consuman delicadamente las obras de los hombres. Apártate con el agua. Apártate con el vino. Apártate con el hambre de los cóndores”.



“Si entras en esta casa no salgas. Si sales de esta casa no vuelvas, Si pasas por esta casa no pienses. Si moras en esta casa no plantes plegarias”.



“Todo deseo es la suma de los vacíos por donde se nos escapa el alma hacia los grandes espacios exteriores. Consúmete en ti mismo”.



Otras máximas se habian borrado con el tiempo, pero la titubeante memoria del dueño hacia imposible su reconstrucción, en la cual, por lo demás, ninguno de sus huéspedes estaba interesado. La ampulosidad del estilo y su artificial concisión iban muy bien con los afelpados ademanes de aquella robusta columna de carne que movía las manos como ordenando sedas en un armario. ”

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Álvaro Mutis

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Idealizado por Afonso Machado - Todos os direitos reservados

Design e mentoria por Victor Luna

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